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La ciudad también se come: Jane Battersby y el mapa invisible de la alimentación urbana en Cali

Geógrafa e integrante del Mundial de Expertos en Sistemas Alimentarios, estuvo en Cali invitada por la Alianza Bioversity International y CIAT para conversar sobre cómo el diseño de la ciudad determina lo que comemos. Además, corrió la maratón.

Entrevista a Jane Battersby, miembro comité de seguridad alimentaria de la ONU.
Jane Battersby está dirigiendo un informe sobre el fortalecimiento de los sistemas alimentarios urbanos y periurbanos en el Grupo de Alto Nivel de Expertos de las Naciones Unidas sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición (HLPE). Fotos Aymer Andrés Álvarez - El País | Foto: Aymer Andrés Álvarez

4 de may de 2025, 11:55 a. m.

Actualizado el 6 de may de 2025, 01:13 a. m.

Esta semana, en los días previos a la maratón de Cali, Jane Battersby ha comido carbohidratos, “muchos carbohidratos”. Cuando termine de correr este domingo, la dieta cambiará a proteína, chocolate y cerveza, para recuperar calorías. Jane se sonríe.

Además de correr maratones, hace parte del Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles, (IPES FOOD), un grupo de académicos de todo el mundo que se dedica a pensar en cómo lograr que los sistemas alimentarios de las ciudades sean cada vez más sostenibles.

También es geógrafa urbana y profesora asociada en el Departamento de Ciencias Ambientales y Geográficas de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. En 2017 ganó el Premio Daniel Carasso por su trabajo dedicado a establecer cómo las grandes urbes pueden garantizar que la población tenga a una dieta saludable.

Entrevista a Jane Battersby, miembro comité de seguridad alimentaria de la ONU.
Jane Battersby, invitada a Cali por la Alianza Bioversity Internacional y CIAT, ofreció una charla en la Biblioteca Departamental. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

Invitada a Cali por la Alianza Bioversity International – CIAT, Jane recorrió la ciudad conversando sobre por qué comemos lo que comemos y cómo la economía, pero también el transporte público, la seguridad ciudadana, el diseño de las calles, terminan influyendo en el tipo de alimentos que llevamos a la boca. ¿Por qué si cada vez se producen más alimentos, hay gente que no tiene certeza si va a comer tres veces en el día?

¿Por qué dedicó su vida a estudiar cómo se alimentan las ciudades?

Soy geógrafa y trabajé en muchas ciudades. No tenía interés en la comida. Pero un día empecé a trabajar en un proyecto sobre seguridad alimentaria. Todos los estudios que habían hecho se basaban solo en calcular cuántas personas tenían seguridad alimentaria. El enfoque que hicimos en este caso fue demostrar que había un problema de seguridad alimentaria en las ciudades.

Le preguntamos a la gente dónde compraba, o dónde consumía su comida. Los investigadores asumíamos que como hay supermercados con surtido, todo el mundo podía acceder fácilmente a los alimentos. Pero encontramos que incluso personas que vivían muy cerca de los supermercados, compraban su comida a otros distribuidores, a los campesinos. ¿Por qué?, preguntamos. La lógica de la economía nos decía una cosa, pero la realidad otra. Así empecé a investigar el tema.

La otra idea de la investigación era que la gente pobre trabajaría en el campo para conseguir su comida. Pero nos encontramos que solo el 5 por ciento de la gente lo hacía. Entonces me pregunté: ¿cómo hace una ciudad para definir cómo la gente consume su comida, la gestiona? Desde entonces me dedico a investigarlo.

Entrevista a Jane Battersby, miembro comité de seguridad alimentaria de la ONU.
Jane Battersby es miembro del de IPES-Food, geógrafa urbana con interés en la alimentación y profesora asociada del Departamento de Ciencias Ambientales y Geográficas de la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

Cada vez aumenta la producción de comida, pero hay más hambre en las ciudades. ¿Qué está pasando?

Globalmente producimos casi el doble de la comida que comemos. Por eso en las áreas urbanas hay que preguntarse: ¿es la comida accesible? ¿Está en el lugar correcto? Porque hay sitios donde es más difícil llegar. Vemos que en ciudades como Cali, la gente no puede comprar la comida más saludable y por lo tanto tiene una dieta menos saludable. Y no es solo un problema económico, el transporte influye. ¿Cuánto se demora una persona desde su casa hasta donde consigue comida? ¿Como está diseñada la ciudad? Las poblaciones más pobres están más marginadas, alejadas. Entonces se trata del diseño como un todo. Por ejemplo, hay que plantearse una pregunta importante: ¿es seguro caminar en las noches para conseguir comida?

También es importante analizar otras variables. ¿Todas las comunidades tienen a agua potable para cocinar? ¿Tienen electricidad, o gas? ¿Pueden pagar estos servicios? ¿Hay desperdicio de alimentos? ¿Hay problemas de salubridad que generen plagas como ratas?

En nuestro trabajo de investigación planteamos que todas las políticas de las ciudades en cuanto energía, agua, vivienda, desarrollo urbanístico, son políticas de comida también, porque afectan la manera en que la gente adquiere y consume los alimentos.

¿Existe alguna ciudad en el mundo que sea un modelo a seguir?

Hay algunos ejemplos. La que se mantiene como la ‘Estrella de David’, el referente, es Belo Horizonte, en Brasil. En los años 90 determinaron que la alimentación de los niños era una prioridad y destinaron una cantidad importante de recursos. Fue de las primeras ciudades que recogían las producciones de los campesinos y las entregaban a los niños. Fueron los primeros en hacer cocinas comunitarias y subsidios de alimentos para que cualquiera pudiera comer saludable. E hicieron programas que se conectaban para garantizar la seguridad alimentaria. Con esto pudieron demostrar una reducción de problemas de desnutrición.

Entrevista a Jane Battersby, miembro comité de seguridad alimentaria de la ONU.
Jane Battersby recibió el Premio Daniel Carasso en 2017 por su trabajo en sostenibilidad del sistema alimentario. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

Cali no produce alimentos, depende de lo que llega de afuera. Está expuesta a bloqueos, a una pandemia. ¿Qué hacer para tener seguridad alimentaria dentro de la ciudad?

En Ciudad del Cabo, donde estoy, se ha mapeado los puntos de producción de alimentos y se ha identificado los puntos débiles en el sistema alimentario. Y no sé si se puede ver como suerte o mala suerte, pero hemos pasado por muchas crisis. Tuvimos una sequía, el Covid, una crisis de energía, una huelga del s transporte. Entonces lo que hizo la ciudad fue identificar los puntos vulnerables del sistema alimentario y determinar con quién necesitaba asociarse para trabajar en esos puntos.

 En ese sentido, Cali debe diseñar una estrategia para imaginar el peor escenario posible y estar preparada para afrontarlo. Y se debe asegurar que el sistema de comida sea muy diverso. Además de los supermercados, hay otras cadenas de valor que deben protegerse, como los mercados campesinos y las huertas urbanas.

La ciudad vive una pandemia de soledad: no son pocas las personas de la tercera edad que viven solas y deben acudir a los comedores comunitarios. ¿Cómo la soledad afecta la forma en que comemos?

 Si pensamos cómo envejecíamos antes, lo hacíamos en familia, en comunidad. Eso ha cambiado. Vemos lugares como Dinamarca, donde se crean cocinas comunitarias no como un tema de seguridad alimentaria, sino para que la gente se conecte socialmente a través de la comida. Recuerdo un estudiante que estuvo en un proyecto con una ONG que hacía jardines en el frente de las casas, huertas. La ONG lo pensó como seguridad alimentaria, pero terminó siendo una forma de unir lazos comunitarios.

Era una zona remota, difícil, con pandillas, y la gente que hizo las huertas cuenta que antes de ellas solían quedarse con la puerta cerrada, ventanas cerdas, la tv prendida, y ahora, como están trabajando en las huertas y los jardines, conocen a los vecinos, hablan entre ellos, y se sienten todos más seguros. La comida tiene esa capacidad de romper la soledad porque crea una comunidad alrededor de ella.

Entrevista a Jane Battersby, miembro comité de seguridad alimentaria de la ONU.
Entrevista a Jane Battersby. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

En Colombia sigue el debate por el impuesto a las bebidas azucaradas. ¿Funcionan estas medidas?

Depende de cómo se implemente. Tuvimos el mismo reto en Suráfrica y la gente decía que era un impuesto retrogrado. Y es posible que lo sea, pero su éxito depende de cómo se use el dinero que se recoja. Si el dinero se usa para hacer programas de seguridad alimentaria, apoyar programas e iniciativas de la comunidad, puede que el costo valga la pena. Pero también, cuando tenemos algo que regula y controla, hay que tener una contraparte que habilite. Porque hay personas que consumen algún producto azucarado porque no tienen a agua limpia, por ejemplo. Entonces, si se controla en un lado, se debe habilitar en otro, dependiendo del contexto, para aquellas personas que están en una condición diferente.

Y el etiquetado de los productos, advirtiendo que son altos en azúcares o sodio, ¿qué tan efectivo es?

No tenemos, todavía, esta medida en Ciudad del Cabo, así que no sé si funciona. Yo lo noto cuando compro productos en otras ciudades porque quizá no estoy acostumbrada a ver los empaques con etiquetas de advertencia. Pero no sé si cuando uno se acostumbra a verlos, se vuelva parte del paisaje. Sin embargo, definitivamente, cualquier cosa que te haga parar y pensar así sea medio segundo antes de decidir si comes o no algo que te pueda perjudicar la salud, es mejor que nada.

En estos días recorriendo Cali, ¿qué diagnóstico ha podido realizar de su sistema alimentario?

Veo que Cali tiene los mismos retos que tenemos en Ciudad del Cabo. Es una ciudad cuya dieta está cambiando. Hay retos de transporte. Pero otra cosa que he visto con los colegas de la alianza Bioversity Interntional y Ciat, es que tienen asociaciones a largo plazo que están recopilando y manejando datos de la ciudad, entonces ya tienen un buen entendimiento del sistema alimentario. Y hay un compromiso del gobierno y del sector privado para avanzar.

Entrevista a Jane Battersby, miembro comité de seguridad alimentaria de la ONU.
Entrevista a Jane Battersby, miembro comité de seguridad alimentaria de la ONU. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

Sin embargo, hay altos índices de sobrepeso, obesidad, desnutrición. Cali no come bien. ¿Qué alternativas se podrían implementar?

Tratar de enfocar políticas públicas y hacer que la opción saludable sea la opción más fácil. Actualmente la opción más fácil es la comida no saludable. Habría que promover otro tipo de emprendimientos en las comunidades, que oferte comida sana. Es posible que la ciudad baje los impuestos para quienes vendan comida saludable, y así promoverlos. E incentivar los negocios a los que la gente les compra mucho, para que vendan comida más sana. También se podrían crear lugares especializados para quienes quieren vender comida orgánica, de origen campesino. Si se incentiva la creación de espacios de comida más saludable se puede hacer un cambio.

Y es muy importante que colegios incentiven a los niños a comer saludable. Por cierto, a los adolescentes les encanta protestar contra lo que les dicen que tienen que hacer. En Inglaterra hay un movimiento liderado por jóvenes que busca identificar dónde está esa comida más basura y crear conciencia alrededor de ello. Compran vallas publicitarias en la ciudad y anuncian: ‘los jóvenes compramos este espacio para que las grandes empresas de comida chatarra no lo puedan comprar’. Y están haciendo lobby, influenciando leyes en el parlamento y creando un movimiento. Si sabemos que a los jóvenes les gusta rebelarse, que se rebelen contra la comida no tan sana.

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