Cae red familiar que producía y vendía licor adulterado en Norte de Santander; falsificaban reconocidas marcas

Este sábado, 14 de junio, la Fiscalía General de la Nación de Colombia dio a conocer la captura y judicialización de 16 personas, de una misma familia, que conformaban una banda delictiva dedicada a la adulteración y distribución de licores en Norte de Santander y Santander.

Según la investigación, liderada por una fiscal del grupo de propiedad intelectual de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos, en apoyo de la Dijin de la Policía, entre noviembre de 2023 y septiembre de 2024, este grupo familiar usó ilegalmente marcas reconocidas de whisky, vodka, ron y aguardiente para introducir al mercado licor falsificado.

“Esta organización delincuencial estaba conformada por seis hermanos y algunas de sus esposas, hijos y sobrinos. Cada uno cumplía un rol, como la compra de botellas, capuchones y cajas originales, que habían sido usadas y adquiridas en reciclajes”, detalló la Fiscalía.

Delitos y personas procesadas

Las personas judicializadas fueron identificadas como: los hermanos José Joaquín, Judith, Henry, Mercedes, Carlos Olinto y Alberto Antonio Jaimes Latorre; además de Maricela Galvis Pérez, Carla Patricia Pulido Cruz, Claudia Yanet Solano Ortiz, Wilmer Hernán Correa Torres, Jorge Andrés Vargas Pérez, Elio Javier Añez Maldonado, Fidel Gelvez Toloza, Ana Cenaida Delgado Martínez, Carlos Alberto Gómez Rodríguez y Alberto Antonio Jaimes Rivera.

Los capturados aceptaron los cargos y un juez de conocimiento de Cúcuta condenó a 15 de los implicados a 43 meses y 24 días de prisión, mientras que Jaimes Rivera recibió una pena mayor de cinco años y cinco meses, ya que también se le halló culpable del delito de fabricación, tráfico o porte de armas de fuego.

Según reveló la Fiscalía, los condenados fueron declarados responsables de los delitos de ejercicio ilícito de actividad monopolística, de arbitrio rentístico; corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico; concierto para delinquir; y usurpación de derechos de propiedad industrial y derechos de obtentores de variedades vegetales.

Durante los operativos, las autoridades descubrieron que la producción se realizaba en viviendas particulares en condiciones higiénicas precarias. Allí, se empleaban químicos potables, envases reutilizados, equipos artesanales, licores de bajo costo y material reciclado.

Un ingeniero industrial dentro del grupo era el encargado de preparar las fórmulas químicas que permitían alterar el contenido alcohólico de las bebidas.

Además, incautaron dos máquinas troqueladoras y una máquina industrial de gran tamaño, utilizadas para falsificar etiquetas, cintas de seguridad y estampillas, con apoyo de un integrante que tenía un local de artes gráficas.

También participaba el dueño de una comercializadora de sustancias químicas que proveía los insumos.